El Febrero más cálido no invita al optimismo

7 marzo 2024

Los datos que se han publicado hoy en el marco del programa Copernicus de la Unión Europea muestran que hemos dejado atrás el Febrero más cálido de la historia, superando por un amplio margen la tendencia de incremento de temperaturas registrada estos últimos años.

Datos publicados en la web de Copernicus

Como muestra el gráfico, la temperatura superficial del aire superó el límite de 2oC en los primeros días del mes (del 8 al 11 de Febrero).

Este récord de temperatura también se traslada a las masas oceánicas extrapolares:

Datos publicados en la web de Copernicus

Con un incremento de temperatura muy importante estos primeros meses del año, viniendo ya de una segunda mitad del 2023 excepcionalmente cálida.

Este desequibrio global ha tenido un impacto muy importante en la extensión de hielo antártico:

Datos publicados en la web del NSIDC

Y también en la extensión del hielo ártico, aunque no tanto como en 2012:

Datos publicados en la web del NSIDC

Estos datos no invitan al optimismo.

Nuestra actividad está provocando un desajuste energético de dimensiones colosales: el incremento de gases de efecto invernadero provoca que un porcentaje mayor de la energía que nos llega del sol se quede en la atmósfera y por consiguiente caliente aire y océanos.

Y es que a pesar de las llamadas generales a la descarbonización, la cantidad de CO2 en la atmósfera no deja de aumentar:

Datos publicados en la web de clima de la NASA

La raíz del problema está clara, pero nuestra adicción a los combustibles fósiles complica la solución. Cada día que pasa el problema se hace mayor.

Qué podemos hacer?

1- Descarbonizar más rápido

2- Quitar el CO2 que ya hemos emitido en exceso y que está en la atmósfera

3- Gastar menos recursos ya sea porque la sociedad cambia los hábitos y/o porque se hace más pequeña

4- Arriesgarnos a poner en marcha la geoingeniería

Si no lo logramos por nosotros mismos el sistema nos colocará en nuestro lugar. Por nuestro propio interés más nos vale hacerlo nosotros y que no sea la Tierra quien nos tenga que marcar los límites.

Y no solo debemos pensar en nosotros mismos, sinó también en los que vendrán después nuestro y en el resto de seres vivos con los que compartimos el planeta.